Un sueño, una ilusión, una realidad

Martina Serrano, alumna de 1º BACH que ha hecho el TR sobre las ondas de radiofrecuencia y la construcción de una antena, y su tutora del trabajo, Gemma Codina, nos explican cómo los sueños se convierten en realidad a través de esfuerzo, la pasión y la dedicación.

En verano de 4º de secundaria tienes la gran oportunidad de aprovechar el tiempo para descubrir que te hace feliz y cuál es tu motivación por focalizarte en hacer experimentos, pensar en tu futuro, descubrir tu camino.

En ese proceso de enriquecimiento no estás sola. Cuentas con la guía de la tutora de investigación que te acompaña y te ayuda a enriquecer tu progreso, consolidando las ideas y afianzando la seguridad en ti misma.

Todo comienza con el deseo de llevar la tecnología más allá, de mejorarla, de aprender cómo funciona y de saber el porqué de las cosas.

Hay un momento en el que la idea toma fuerza. Nos convencemos de que podemos salir de la escuela, visitar la universidad donde nos gustaría estudiar, conocer a sus profesores y dejarnos inspirar por lo que hacen y cómo lo hacen.

Comprobamos que hay pasión en la vida y sabemos que queremos formar parte del reto de cambiar el mundo a través del descubrimiento de las ondas de radiofrecuencia y cómo éstas están en nuestro entorno. Y de ahí nace el proyecto de construir una antena Yagi.

Y no sólo construirla, sino probarla y ver que funciona y capta las ondas que nos rodean.

En La Vall se nos brindan diferentes oportunidades para desarrollarnos y aprender. ¡Y qué mejor que poder manipular los elementos y poner en práctica los conceptos!

¿Qué ocurre si se nos presenta un reto y debemos hacer cosas que nunca hemos hecho? Pues que puede salir a la primera o podemos equivocarnos.

¿Y qué ocurre si nos equivocamos? Pues tenemos la oportunidad de aprender de nuestros errores.

Así lo hemos descubierto con la construcción de la antena: elementos novedosos, construcción innovadora con soldadura precisa de pequeñas piezas que, una vez juntas, nos han proporcionado la alegría de captar la señal de las ondas.

Y mientras esto ocurría nos cautivaba la emoción de la creación de la nada.

La escuela da las oportunidades para que cada uno haga las cosas a su manera, nos da el lugar seguro para desarrollarnos y nos anima a conocernos mejor ya trabajar con esfuerzo y ganas por hacernos mejores personas y mejores profesionales. Vall nos empuja al descubrimiento de quienes somos, cada uno con sus habilidades y sus intereses. Todo tiene cabida, nada está excluido.